UN PANORAMA DE LA ARTESANIA HONDUREÑA
INDIGENA RELACIONADA CON LA ZONA
NOROCCIDENTAL DE HONDURAS
CESAR
INDIANO
DAVID FLORES
WENDY GRIFFIN
(c) 2013
Versión
Preliminar. Hace falta la bibliografía.
PRESENTACION Introduccion
El
presente documento es el resultado en parte de una investigación específica
llevada a cabo por la Secretaría de
Cultura y las Artes a través del Instituto Hondureño de las Culturas Autóctonas
y Populares (I.H.C.A.P.), una instancia que dejó de existir en 1995, por los investigadores César Indiano y David
Flores. Otra parte de la investigación
fue hecha como un aporte al proyecto de educación intercultural que se lleva a
cabo con los indígenas y negros de Honduras por la Lic. Wendy Griffin. Es ante
todo, un manual instructivo destinado a personas de cualquier nivel cultural
que deseen conocer las generalidades de la artesanía hondureña mediante un
instrumento breve, substancioso y confiable.
El vacío
bibliográfico que el tema presenta no puede ser llenado con documentos
apresurados y descriptivos, sin embargo, en la medida que nuestras
posibilidades lo permitan y que nuestra finalidad lo requiera, trataremos de
ser penetrantes y explícitos con la idea de que nuestro aporte sea
significativo y contribuya al desarrollo de futuras investigaciones
relacionadas con el tema.
Conscientes
de que el fenómeno artesanal puede ser enfocado desde distintos puntos de vista
y de que como actividad humana tiene connotaciones de toda índole, haremos un
panorama heterogéneo de tal suerte que podamos formularnos explicaciones
escuetas por ahora a inquietudes tradicionales que hasta ahora no han sido
evacuadas ni siquiera por documentos ligeros.
Al
interior del gremio de los artesanos hay todo un lenguaje que los estudiosos de
la materia no hemos aprendido a descifrar, el artesano existe en unas
relaciones comerciales ambiguas, trabaja en un oficio de status renegado y
lucha contra adversidades socioeconómicas que le son verdaderamente hostiles.
Hasta hoy,
el gremio artesanal, no ha logrado definir su campo de acción en la vida
económica ni su radio de proyección como reflejo cultural. Inmersa en
condiciones de subsistencia, la artesanía hondureña vive en parte al amparo de
un vago comercio turístico, sin una atención privilegiada como actividad
económica de importancia y sin cobertura social; ya que la artesanía y el
artesano se desenvuelven como una actividad marginal. A pesar del hecho que
fabrican muchos artículos de primera necesidad para la población campesina, como:
ropa, ollas, canastas, artículos para la casería, el trabajo vaquero. etc.
Todo este
panorama se puede visualizar con datos a mano, con apreciaciones inmediatas,
hechos sobre la marcha, pero al detenernos un poco, al entrar en contacto con
el objeto y con el sujeto, entonces, nos damos cuenta de que el problema es
mucho más grave de lo que aparente.
Pero en el
presente documento, reiteramos, no tendremos la oportunidad de escudriñar a
fondo cuestiones que requerirían un mayor despliegue investigativo y una
gestión de mayores dimensiones, tanto en tiempo como en dinero. Pero si haremos
un banco general que nos permita subrayar los aspectos más interesantes y
accesibles.
HACIA UN CONCEPTO DE ARTESANIA
Antropólogos,
folcloristas, economistas y sociólogos han tratado de definir un concepto mas o
menos aceptable de lo que debemos entender por artesanía. Nosotros diremos,
para fines de claridad, que todos los conceptos son validos si se insertan
dentro de la valoración que interesa o conviene a su campo de acción. En
esencia, lo que un sociólogo define como artesanía no es distinta de lo que
interpreta un antropólogo, un folklorista o un economista.
Al hacer
las sustracciones respectivas en cada concepto planteado en la variedad de
ciencias y materias llegamos a una definición asequible: “Hechos con las
manos”. Para los griegos la artesa era el instrumento manual de los panaderos,
el pan era un producto manual pero también era un producto ritual. El panadero
fue quizá el primer artesano-en el sentido literal del término- es decir, si
entendemos el artesano como aquel que trabaja con artesas.
La
etimología de la palabra nos aclara por lo menos que “las manos” son el
instrumento imprescindible de cualquier artesano. Fácil se supone que con el
paso del tiempo el trabajo con la artesa se diversificó y los artesanos
empezaron a producir manualidades de todo género, objetos utilitarios y
decorativos, enseres prácticos que tuvieran una finalidad concreta, artefactos
curiosos para vender o trocar, productos sencillos que pudieran ser fabricados
con materia prima obtenida en el entorno.
La labor
artesanal fue en principio una especie de ocio recreativo practicado
habitualmente por grupos familiares quienes traspasaban su experiencia de
generación en generación a través de la tradición oral de los grupos. La
fidelidad y el apego con que se han seguido las prácticas artesanales con
respecto al proceso y los materiales originales, fueron convirtiendo las
artesanías en productos históricamente significativos y culturales representativos.
Que una
artesanía contenga toda una información ancestral que no es posible desmembrar
de otros documentos manuales, no es mera
casualidad, los productos artesanales están íntimamente conectados con las
manifestaciones vitales más remotas de cada sociedad, eso explica la
imposibilidad de que las artesanías sean transferibles desde el punto de vista
cultural e histórico. Por ello, al hablar de la artesanía, como una actividad
verdaderamente vinculada a los procesos evolutivos o involutivos de cada grupo
humanos, necesariamente, estamos hablando de su identidad, de su cosmología
particular expresada mediante los productos manuales.
Es
indiscutible que la evolución misma del trabajo artesanal reviste obvias
progresiones en todos sus aspectos, aunque los procedimientos y el sentido de
la elaboración tiende a perpetuarse a sus modos primarios, no ha sido posible
conservar una pureza en lo que concierne a metodología, materia prima,
instrumentos básicos, productividad y comercialización.
Esto es,
hasta cierto punto, lógico. Sólo los procesos de adaptación a los cambios y las
preferencias del mundo han permitido quizá, que los gremios artesanales del
mundo no desaparezcan. A pesar de todos los reveses particulares que los
artesanos de cada país enfrentan, se han podido crear las instancias
económicas, políticas y sociales que le permitan al gremio sobrevivir en el
centro mismo de consorcios capitalistas altamente poderosos.
Quizá la
persistencia artesanal se deba fundamentalmente a ese elemento de excentricidad
y exotismo en el que se refugia y se nutre el artesano incomprendido y
desatendido. En Honduras, por lo menos, no tiene una fortaleza productiva ni
comercial tan significativa con términos económicos, por ejemplo, para 1974 la
población económicamente activa era de 50,173 artesanos incluyendo aquellos que
estaban dedicados a la rama de servicios, para 1988 se registró una población
artesanal activa de 210,325 incluyendo operarios. Pero habían aun mas
artesanos, quienes trabajan las artesanías de vez en cuando.
El 70% de
esta población estaba y sigue estando en el área urbana. Luego, la
participación de las exportaciones artesanales en la balanza de pagos nunca a
excedido el 1%(*)
(*)
Diagnóstico del sector artesanal de Honduras
Un estudio
de Triza Suyapa Espinosa y José Arnulfo Zúniga.
En cuanto
a la relevancia cultural, una parte de la artesanía solo surte los oparadores
de los souvenirs y su móvil de venta es más a nivel de una curiosidad que de un
reflejo cultural. En muchos casos el mismo artesano, elabora sus productos como
una actividad mecánica que le ayuda a sobrevivir, trabaja los diseños en serie
como si se tratara de una industria manual, pero desconoce las connotaciones
históricas, sociales y culturales de las materias que emplea y de los diseños
que elabora. Otra parte del producto artesanal se hace para satisfacer las
necesidades de las clases populares, fajas, comales, escobas, hamacas.
En cuando
a organización y proyección se refiere, los artesanos no han podido definir los
vehículos de comunicación con los públicos a los que desean llegar, no han
montado una estructura organizativa que abogue por los espacios políticos y
comerciales que le den al sector una fuerza competitiva y una capacidad de
auto-gestion. Los intentos del CDI, ONUDI, ERCA, AMANO PROPAITH, y otros, por
fortalecer y definir una línea productiva y comercial para los artesanos, han
sido insuficientes; en casi todos los casos se ha llegado a la dispersión, la
quiebra o la inconclusión.
El 3 de
diciembre de 1979 se aprobó la personería jurídica de la Asociación Nacional de
Artesanos de Honduras (ANAH) cuya finalidad, literalmente dice:
“1.-
Créase la Asociación Nacional de Artesanos de Honduras, entidad con sentido
socioeconómico, que representa al sector artesanal de todo el país bajo el
régimen jurídico de una asociación civil, con el objeto de promover el
mejoramiento económico, técnico, social y cultural de sus integrantes.
2.- La
duración de la ANAH es de carácter indefinido, sin vínculos políticos o religiosos,
identificándose con las siglas ANAH”. (*).
Casi dos
décadas después, sin necesidad de hacer una revisión exhaustiva de los alcances
concretos que se propuso la Asociación en su carta original, vemos que “el
mejoramiento económico, técnico, social y cultural” se ha quedado en el plano
de la autopía. En palabras del Gerente General de la ANAH, Señor Henry
Ferrufino “La Asociación no cuenta con el respaldo de nadie, al estado no le
interesa y los organismos de desarrollo financiero meten al sector en el mismo
costal que a los micro-empresarios, lo cual es equivocado ya que la artesanía
es un producto que requiere un tratamiento especial. Cuando nos han brindado
capacitación lo han hecho sólo por cumplir requisitos de programas hechos en
los escritorios que muchas veces no tienen nada que ver con la realidad
concreta del artesano, por ejemplo, a aveces nos dan cursos sobre cuestiones de
contabilidad o administración de micro-empresas, pero el artesano no se
interesa porque él sabe que para poder desarrollar toda la teoría planteada por
los técnicos, necesita una fuerte inversión y un buen crédito y hay que tomar
en cuenta que el artesano sobrevive de la venta inmediata de lo que produce que
no tiene capacidad de ahorro ni de crédito.
Pero el
panorama no es del todo adverso, a pesar de los contratiempos, los artesanos
son los dueños de una tradición productiva que subsiste con dignidad sacándole
el máximo provecho a los recursos e incluso reciclando materias que para la
industria de gran escala son desecho.
El rostro
típico de los hondureños se seguirá vendiendo a como de lugar por que la
expresión humana echará mano de todo lo que encuentre mientras satisfaga las
necesidades vitales del ejecutor y del comprador.
(*) Fotocopia de una auténtica,
documento
facilitado por la ANAH:
TRES CRITERIOS PARA DEFINIR LA ARTESANIA
Los
operarios artesanales manejan tres criterios básicos para conceptualizar la
artesanía:
1.- Según
el ámbito en el cual se realiza la producción artesanal, esta puede ser rural y
urbana. Cuando es rural se convierte en una actividad complementaria de la
producción agrícola. Se hace en épocas en la que la agricultura no demande toda
la fuerza laboral de la familia: Según Alessandra Folleti “la producción para
el mercado se basa en una actividad constante y organizada que sí permite
definir como alfarero la persona que la ejerce y de esta actividad saca el
sustento diario o por lo menos lo complementa substancialmente. En Honduras la
alfarería de tipo tradicional es una actividad eminentemente femenina. La
alfarera realiza su labor en la vivienda donde reside y el corredor o patio al
frente de la misma, disputando el espacio al maíz guardado, y las gallinas,
patos, chanchitos y chiguines todos correteando con extrema pericia en medio de
las ollas por hacer. La actividad alfarera se realiza teniendo como unidad la
producción a la familia, siendo la alfarera la que domina la tecnología,
mientras los otros miembros (hijos, hijas, maridos, hermanos) cooperan al
proceso productivo con su fuerza de trabajo, encargándose de la extracción y
transporte d barro y leña, de la venta”.
Según el
ámbito en que se realizan pueden también ser
urbanas. En este caso “se requiere una mayor inversión de dinero para la
adquisición de herramientaas, máquinas y materia prima. Desde el punto de vista
productivo son instituciones más complejas”. En Honduras se destaca la
talabartería como una artesanía que se realiza principalmente en zonas urbanas.
2.- SEGÚN
LA INCORPORACIÓN DE TÉCNICAS AVANZADAS.
A este
respecto encontramos artesanías que se producen mediante técnicas tradicionales
y las que producen con técnicas modernas. Las primeras son productos que
satisfacen una necesidad biológica y a la vez toman en consideración un aspecto
artístico, hacen uso de herramientas, diseños, técnicas de colorido propio y
producen su propia materia prima.
Citamos
como ejemplo la alfarería, la textilería, la adobería, la talladura y la
picapedrería. Son modernas cuando reciben influjos técnicos contemporáneos y se
adaptan al gusto del consumidor. Emplean técnicas de artesanos urbanos y la
mayor parte de la materia prima utilizada la compran en los mercados locales.
3.-
ARTESANIAS SEGUN LA FUNCION QUE CUMPLEN
Según la
función las artesanías pueden ser utilitarias o decorativas. La artesanía
utilitaria es en principio aquella que se elabora para satisfacer una necesidad
inmediata y doméstica, sustituye la loza comercial, los enseres y la achinaría
de una familia rural, cuando se popularizan pueden llegar a constituirse en un
patrón cultural de trascendencia local y regional -ejemplos de artesanías
utilitarias rurales son las siguientes: Comales de barro, guacales, vasijas,
cucharas, ollas, tinajas, cintos etc. Generalmente tienen un mercado
restringido ya que su función utilitaria no abarca al consumidor extranjero ni
al comprador de clase media. Se trata de una productividad eminentemente
popular, las capas bajas de la población son las depositarias de una herencia
cultural que se transmite de generación en generación convirtiéndose -quizá
inconscientemente- en el público objetivo de dicha productividad.
En cambio
la artesanía decorativa, a la que había que agregarle decorativa comercial, se
fomenta mediante otras exigencias y preferencias. La artesanía decorativa
implementa patrones estéticos indispensables para facilitar el mercado local e
internacional. No estamos hablando de la adulteración de los procesos ni de la
tergiversación de su sentido; se trata e la incorporación de elementos
inherentes al producto que puedan contribuir a su mejoría.
José
Sabogal, no alejado de las anteriores consideraciones define la artesanía como
sigue: “Medio de producción derivado de una cultura indígena. Productos que
reúnen tres cualidades de su propia cultura: Utilidad, belleza, ritualidad.
También la pieza artesanal debe ser única y fruto e un trabajo voluntario, lo
que le da su sabor de originalidad”. El anterior es un concepto ceñido a
esquemas demasiados rígidos, en realidad, la artesanía, en el caso de los
países del tercer mundo es ante todo una forma de subsistencia adoptada por una
población considerable; en ese sentido es preferible lo que apunta Victoria
Novelo, cuando considera la artesanía como “una forma de evolución y a su vez
ruptura con lo que fuera parte de la pequeña industria rural doméstica”,
diferenciándola en función de lugar y destino de la producción.
Según la
misma autora “La actividad artesanal puede producirse bajo relaciones
capitalistas pero siempre son el predominio del trabajo manual y el ingenio
creativo, sobre la ayuda mecánica o el empleo de máquinas. Además se
distinguirá de la industria domestica rural (de la cual evolucionó) en la
medida que el productor y el consumidor no comparten los mismos patrones
culturales”. En Honduras, no toda la artesanía tiene origen indígena. Una parte
tiene un origen europeo y otro origen africano. Desde un enfoque economista la
artesanía ha sido concebida como una etapa desarrollo y como actividad
generadora de divisas..
ARTESANÍA
SEGÚN LA LEY DE FOMENTO
En la Ley
de Fomento a la pequeña y la mediana industria se define la artesanía como una
“actividad cultural y popular que conservando su autenticidad artística y
crepitaba produce bienes de consumo en los que predomina la labor manual sobre
el empleo de la máquina”
Es una
definición que no tiene mayores comunicaciones, a la Ley de Fomento le interesa
un concepto practico, le adjudica el carácter de “sector” y le delimita su
desenvolvimiento en apego a las leyes de comercio; le adjudican algunas
prebendas: exoneración de los derechos de Aduana, excepción total o parcial del
impuesto sobre la renta. Pero un concepto artesanal hondureño, desde el punto
de vista cultural, no tendrá diferencias substanciales con el de cualquier
país. Todos sabemos que la artesanía “es aquel producto manual que elaborado
por personas que tengan habilidades artísticas expresa la idiosincrasia de un
país, de una comunidad o de un grupo”.
UNA RESEÑA HISTÓRICA DE LA ARTESANÍA HONDUREÑA
Lo que
todos tenemos claro, es que la práctica artesanal es un asunto prehistórico.
todas las sociedades en sus orígenes, nos informan de toda una varieda de
objetos elaborados con las manos, curiosos los unos, extraños los otros; hechos
para suplir necesidades cotidianas e inmediatas. Honduras es un país de una
riqueza cultural diversa y heterogénea; el hondureño de hoy es el resultado de
variantes culturales, históricas y raciales que lo convierten en ser de
múltiples identidades.
La
multiplicidad cultural es sintomática en el hecho mismo que al interior del
territorio se hablen 7 lenguas distintas incluida el español, en el hecho de
que coexistan siete grupos étnicos históricamente diferenciados sin contar los
grupos ladinos y los ingleses, en el hecho mismo de que las costumbres y las
expresiones humanas son distintas en cada región.
Artesanalmente
hablando, también podemos hablar de una variedad expresiva que se puede
verificar de acuerdo a la zona, al producto, a la materia prima o al grupo
humano que la elabora. La encuesta permanente de hogares para propósitos
múltiples realizada en abril de 1989, por la Dirección de Estadísticas y
Censos, considera las siguientes áreas geográficas como las maduramente
importantes en lo que se refiere a la producción artesanal:
Zona Sur Oriental: Valle, Choluteca,
El Paraíso.
Zona Norte; Cortés, Yoro, Atlántida,
Colón
Zona Central: Comayagua, Francisco
Morazán, La Paz, Olancho
Zona Occidental: Copán, Santa
Bárbara, Lempira, Intíbuca, Ocotepeque.
A pesar de
ser incluido en las zonas arriba mencionadas, si hay producción artesanal en las
Islas de la Bahía y en la Mosquitia. La clasificación anterior se torna
significativa si la cotejamos con las características de cada región, son la
proyección de grupos humanos que presentan distinciones históricas, culturales
y lingüísticas. Esto explica porque cada región se corresponde y conecta con
una tradición artesanal específica y cada zona manifiesta una especialidad que
es lo que bien podría llamarse su Fuerte. No es gratuito ni casual el prestigio
de Guerizne, Ojojona y Lepaterique en los trabajos de barro, no es casual la
habilidad que manifiestan los artesanos de San Juan Pueblo(Atlántida) para
tejer el mimbre, o la especialidad de las mujeres de Yamaranguila para hacer
chales, manteles y bufandas de lana; ni la belleza que los artesanos de Ilama
pueden expresar en sus productos de mezcal o de palma, ni es un capricho el
misterioso ritual que presenciamos en los procesos de la gran alfarería Lenca.
Al
detenernos un poco en la ritualidad que rodea todos los procesos de trabajo
manual, nos damos cuenta que estamos ante un fenómeno cuyas dimensiones van más
allá del simple desempeño salarial, aquello es la expresión de una intimidad
histórica y popular que nos remite a una sabiduría ancestral, que tiende a
perpetuarse en la ritualidad de las manos, los carrizos, el barro y los hilos.
La
conexión de la artesanía moderna con los procesos primigenios y precolombinos
es demostrable e indiscutible, lo que no significa que el impacto de la
colonización no haya modificado o intervenido la tradición artesanal del
indígena; aunque estamos seguros de que los trabajos artesanales no representan
para los españoles un rubro de vital importancia como sí lo fue la minería o la
agricultura, no descartamos que los mismos fueron en todo momento trabajos
complementarios que en no pocos casos fueron aprovechados y quizá hasta
enriquecidos por la variantes y las técnicas del colono.
La
artesanía autóctona precolombino de la área mesoamericana, era diversa e
incluye a obrajes y oficios: cerámica, construcciones, ceremoniales,
calendarización sagrada y solar, numerales, jeroglíficos, representaciones de
seres felinos, serpientes, creencias en otros mundos, sacrificios humanos,
elaboración de aceites, bebidas de maguey o agave para hacer pulque, amate para hacer papel, el cultivo
del cacao, la molienda de maíz y su cocimiento con cal y ceniza, el uso ritual
del hule(*).
Casi todas
las culturas comprendidas en el área mesoamericana que en Honduras incluye los
grupos indígenas Mayas y Lencas y a partir de 900 D.C. los Pipiles o Nahuas y
Chorotegas, alcanzaron un significativo grado de desarrollo, las técnicas
empleadas para trabajar las plumas, lana, piedras, metales como oro, cobre,
fueron motivo de admiración para los conquistadores y como no podían superarlos
los aprovecharon o los toleraron.
En la
arquitectura y la escultura los Mayas se hicieron especialistas, los vestigios
de sus alcances los podemos ver hoy en los modelos de Copan, Tikal, Palenque,
Uxmal y otros, en cuanto a la expresión artesanal, la cerámica maya tenía un
lugar privilegiado, sus técnicas, sus cromaciones, su plasticidad son algunos
de los atributos que los arqueólogos han podido verificar. Al parecer los
Lencas fueron los mejores artistas de la cerámica roja hay evidencia de
importación de cerámicas de la zona lenca a la zona maya a partir de 300 D.C.
Se ha encontrado piezas de la cerámica lenca al exterior -en El Salvador,
Guatemala y México, indicando que formó parte del comercio internacional de
Honduras desde tiempos muy antiguos. Fueron también conocedores de la alfarería
sin torno, mediante la habilidad manual de los indígenas y el uso que el molde
les permitió, junto con el angobe, el decorado con arcilla de diferentes
colores y lijado. Producían alfarería idólatra y utilitaría con armonía y diseño
funcional.
La gran
imaginación de los mayas y su gran sentido del diseño los llevó a confeccionar
una cerámica muy variada aún prescindiendo de la rueda. Ellos elaboraron un
“sistema espiral” que consiste en hacer largos rollos de arcilla que se acumulan
en anillos sucesivos, uno sobre otro, tras de lo cual se elaboran y comprimen
en una sola masa moldeada con las manos: después se nota esta técnica en la
cerámica de los Nahuas, de la Costa Norte.
(*)
Toscano, Salvador.
Las piezas
se alisaban utilizando semillas duras y lustrosas, ó un trozo de cacharro o una
piedra lisa, si la vasija era grande el alfarero caminaba alrededor de la misma
sustituyendo así, la técnica del torno.
Cuando
lleguemos al momento de los procesos contemporáneos veremos como las técnicas
ancestrales han persistido a pesar de los embates del tiempo y la historia.
Quizá la actividad artesanal fue privilegiada en comparación con las lesiones
que sí fueron provocadas en otros aspectos de la vida autóctona producidos con
el impacto de la conquista. Hasta hoy los artesanos lencas y mayas producen
alfarería para su propio uso.
“Durante
la primera mitad del siglo XVI -nos dice Linda Newson- los cambios en la
cultura indígena se dieron como resultado directo de la reducción demográfica.
Estos cambios fueron altamente destructivos, aunque se dieron variantes en el
grado de aculturación y de población, según la distribución de las actividades
españolas la naturaleza de las mismas culturas indígenas. Mientras que las
actividades españolas se concentraron en las regiones central y occidental del
país, los grupos indígenas del oriente fueron más vulnerables a los cambios
precipitados por la conquista y la colonización”. (Pág.169. El Precio Cultural
y Demográfico de la Conquista).
La misma
autora nos plantea dos regímenes de vida muy distintos vertebrados a través de
Mesoamericanos y tribus de Bosques Humedos, así percibimos que los aspectos de
la conquista comportan procesos diferenciados que provocan una versatilidad
cultural, obvios en las manifestaciones actuales y tangibles en la expresión artesanal. Entre las tribus
de la zona nor oriental, como los Tolupanes, los Pech, los Miskitos y los
Tawahkas, ellos antes hacían cerámica de todo de uso muy utilitario como ollas
de cocinar, cántaros para jalar y almacenar agua, todavía en los Pech y los Tawahkas
hay una que otra alfarería.
La
producción artesanal precolombina en la zona Mesoamericana se concentraba en
productos de utilidad para diferentes clases sociales como: tazones, trastos
para cocinar, platos decorados, jarras para chocolate, copas grandes para
bebidas, braseras para guardar el fuego de un día al otro, o incensarios (para
quemar copal), platos para urnas de incineración, jarras para almacenar agua,
una amplia gama de alfarería de elite y/o de uso ceremonial como platos y ollas
para ofrendas a los dioses y figurillas de sus Dioses (ídolos) y de los caciques o reyes
de diferentes materiales como piedra verde, otras piedras, oro, barro, etc. El vestuario también reflejaba
diferencias sociales con algodones tejidos y teñidos elegantes con mucha
bisutería de diversos materiales, penachos o mantas de plumas, maquillaje de
achiote y liquidambar para los del elite, y vestuario más sencillo para la
gente común.
Los mesoamericanos poseían una amplia gama de
armas de guerra también incluyendo arcos y flechas con puntas de obsidiana,
lanzas con puntas de obsidiana, mazas (piedras redondas o en forma de estrella pesadas
al final de un mango o cabo de madera para golpear las personas, macanas (una
espada de madera como de caoba con un filo de dientes filudos de obsidiana
arriba y otra fila abajo), hachas de piedra y de cobre, y cuchillos filudos de
obsidiana. Según la tradición oral,
también conocieron venenos, por ejemplo para envenenar las flechas o la fuente
del agua potable de sus enemigos. El ocote también fue utilizado como un arma,
para meter fuego a las casas de las personas que ellos atacaron. Por ejemplo,
un sitio en Copan Ruinas atacado en la época posclásica (900 a 1500 DC) tenía 100
puntos de flechas y lanzas, y también metieron fuego a los edificios. La
práctica de meter fuego a las casas de los enemigos cuando los atacaron continuó
en Honduras hasta el siglo 20. Los mesoamericanos utilizaron otras técnicas
también para sembrar terror en sus enemigos incluyendo el uso de silbatos de
barro durante el ataque y la amenaza de sacrificar sus enemigos a sus Dioses en
ceremonias públicas con muchos bailes y música y multitudes de gente.
ILUSTRACION:
La
cerámica mesoamericana más hermosa es la que se hacía en memoria de los
muertos; quizá la travesía hacia el “más allá” implicaba la redención del
camino mediante ofrendas especiales. El modelo de la arcilla era un arte
ritual, las figurillas muestran al hombre como se veía así mismo. Al parecer
son la expresión del hombre común y el mundo que lo rodeaba. Van Hagen coincide
con Folleti en una observación ancestral que aún hoy prevalece: “La alfarería
-dice Hagen- era actividad femenina, lo que significa que casi todos los
hermosos diseños en la cerámica fueron proyectados y visualizados por mujeres”.
“En Honduras” apunta Alessandra Folleti- la alfarería de tipo tradicional es
una actividad eminentemente femenina, la alfarería realiza su labor en la
vivienda donde reside...”.Pero los hombres pueden incorporarse, por ejemplo
trayendo laconcha de pino para quemar el barro y pintando o decorando la
alfarería. Los diseños muchas veces tenían alto significado por ejemplo en
Colon y en Culmi las ollas tienen un díseños que parece representar olas y espuma,
y este tipo de olla se encuentra en las quebradas en ofrenda a la Sirena
probablemente para agradecerle para darles los peces.
Para los Mayas
era más importante la decoración que la durabilidad de la cerámica de lujo. El
alto grado de su estética es perceptible en las superficies suaves y parejas,
tan lustrosas como espejos (los espejos del conquistador no provocaron el mismo
estupor en todas las tribus), alcanzaron una escala de tonalidades anaranjadas
y rojos resplandecientes que conservan su brillantez y su claridad aún después
de cocidos. A parte el gran mérito de la cerámica maya es también su riqueza y
variedad. La calidad de la cerámica Lenca era igual o mayor en cuanto a
claridad de diseño a la cerámica maya y en Copan los Mayas tenían todo un
barrio de artesanos Lencas. En las piezas de policromo de Ulua, que incluyen
los colores negros, blancos, naranjado y rojo, todavía se puede distinguir los
peinados, el atuendo, con que material hicieron sus atuendos, los instrumentos
musicales, en estas vasijas por la claridad y detalle de sus pinturas. Se
extendieron de Copan a El Paraiso en Honduras y hasta se ha encontrado en el
exterior como en sitios arqueológicos de Oaxaca Mexico.
El gran
desarrollo de forma y estilo fue producto de técnicas decorativas muy
avanzadas, (*) que la alfarería sea el referente casi único para la observación
y la apreciación de la artesanía precolombina. Pero había muchas clases de
artesanía de plantas y de animales en la época precolombina, que no han
perdurado hasta hoy, pero podemos mirarlos en las expresiones artísticas de sus
descendientes indígenas y ladinos hoy en Honduras.
(*) que la
alfarería sea el referente casi único para la observación y la apreciación de l
artesanía.
(*) El
costo de la conquista
Linda Newson.
Primaria
es comprensible si se tiene en cuenta que los productos elaborados de otras
materias como: carrizo, mezcal, henequén, tule no resisten el paso de los
siglos; lo que no significa que en estos ramos los Mayas, los Lencas, los
Nahuas y los Chorotegas no hayan alcanzado desarrollos destacados utilizando
estas materias primas. Por ejemplo en
uno de los edificios la casa de los gobernantes en Copan Ruinas de la época
clásica (300-900 DC) se puede ver tallado en piedra ejemplos de tejidos de petates
de tule. En vasijas Lencas en el museo de Comayagua, se puede ver también
tejidos de tule pintados. El símbolo o glifo de los Mayas de Copan para la
ciudad de Teotihuacan en México, era un poco de tule, y este lugar logró ser
conocido como Tulan (lugar de Tule) entre los Mesoamericanos. La tierra y el
metal, por su misma constitución pueden permanecer impermeables a la humedad y
la intemperie.
La piedra
tallada representó todo un rubro y estaba íntimamente ligada a casi todas las
actividades vitales de las etnias; al parecer las herramientas de trabajo y las
armas de cacería recibieron un tratamiento especial, crearon una variedad de
puntas y lanzas e hicieron uso de los residuos de sus presas para confeccionar
bisutería y joyería a base de huesos, colmillos y cueros, entre otros
materiales como semillas, caracoles, piedras, barro cocido, dientes de
tiburones, etc.. Es debido al uso extensivo de la materia prima de origen
vegetal como guacales, corteza de árboles,
hojas, y madera que no nos queda mucho de la artesanía y particularmente la
arquitectura pre colombina de las zonas nororiental de los indígenas
originarios de los bosques tropicales húmedos como los Pech, los Tawahkas, los
ancestros de los Miskitos, los Tolupanes, etc.. Son más fáciles a encontrar los
sitios arqueológicos grandes y con senderos y casas de piedra al estilo
Mesoamericano que un sitio arqueológico de una champa en el bosque al estilo Pech después de mil años. El
desarrollo cerca a las playas hondureñas ha destruidas muchas de los sitios
arqueológicos con grandes montículos de conchas de mar y de huesos de animales
de casería que indicaban los sitios arqueológicos de los tribus de los
cazadores y los pescadores de antes.
“Las armas
utilizadas principalmente -escribe Linda Newson en la pag. 102 de su libro “El
Costo de la Conquista” eran flechas, dardos y lanzas. En 1579, un ciudadano de
Trujillo describió de la siguiente manera el equipo de caza de los Jicaques:
tienen muchas flechas hechas de dientes de tiburones y otros pescados y muchas
otras flechas pequeñas llevaban un nudo de madera o cera a manera de punta, y
eran utilizados para atontar la pieza, particularmente aves. La cerbatana, que
no era conocida en el occidente, se usaban con flechas o con proyectiles de
barro, también hay evidencias de que se utilizaban flechas envenenadas”. Es
inobjetable entonces que la mayoría de los procesos y los procedimientos
actuales fueron conocidos, practicados y perfeccionados por los grupos
autóctonos. El hebrado de las fibras naturales, la incisión, el grabado, el
pinchado, el modelado, el vaciado, la aplicación de engobe o pintura, el
vidriado, el colado, la pintura y el decorado de la alfarería, el tallado de
madera, de piedra, y de caracoles; son todas, ciencias y artes cuyos orígenes
ya se registraban en la vida precolombina.
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