sábado, 17 de octubre de 2015

Introduccion Artesania Honduras Indigena Zona Noroccidental de Honduras Parte 1


UN PANORAMA DE LA ARTESANIA HONDUREÑA INDIGENA  RELACIONADA CON LA ZONA NOROCCIDENTAL DE HONDURAS
 

CESAR INDIANO

DAVID FLORES

WENDY GRIFFIN

(c) 2013

 

Versión Preliminar.  Hace falta la bibliografía.

 


 ARTESANIA HONDUREÑA

PRESENTACION Introduccion

 

El presente documento es el resultado en parte de una investigación específica llevada a cabo por la  Secretaría de Cultura y las Artes a través del Instituto Hondureño de las Culturas Autóctonas y Populares (I.H.C.A.P.), una instancia que dejó de existir en 1995,  por los investigadores César Indiano y David Flores.  Otra parte de la investigación fue hecha como un aporte al proyecto de educación intercultural que se lleva a cabo con los indígenas y negros de Honduras por la Lic. Wendy Griffin. Es ante todo, un manual instructivo destinado a personas de cualquier nivel cultural que deseen conocer las generalidades de la artesanía hondureña mediante un instrumento breve, substancioso y confiable.

 

El vacío bibliográfico que el tema presenta no puede ser llenado con documentos apresurados y descriptivos, sin embargo, en la medida que nuestras posibilidades lo permitan y que nuestra finalidad lo requiera, trataremos de ser penetrantes y explícitos con la idea de que nuestro aporte sea significativo y contribuya al desarrollo de futuras investigaciones relacionadas con el tema.

 

Conscientes de que el fenómeno artesanal puede ser enfocado desde distintos puntos de vista y de que como actividad humana tiene connotaciones de toda índole, haremos un panorama heterogéneo de tal suerte que podamos formularnos explicaciones escuetas por ahora a inquietudes tradicionales que hasta ahora no han sido evacuadas ni siquiera por documentos ligeros.

 

Al interior del gremio de los artesanos hay todo un lenguaje que los estudiosos de la materia no hemos aprendido a descifrar, el artesano existe en unas relaciones comerciales ambiguas, trabaja en un oficio de status renegado y lucha contra adversidades socioeconómicas que le son verdaderamente hostiles.

 

Hasta hoy, el gremio artesanal, no ha logrado definir su campo de acción en la vida económica ni su radio de proyección como reflejo cultural. Inmersa en condiciones de subsistencia, la artesanía hondureña vive en parte al amparo de un vago comercio turístico, sin una atención privilegiada como actividad económica de importancia y sin cobertura social; ya que la artesanía y el artesano se desenvuelven como una actividad marginal. A pesar del hecho que fabrican muchos artículos de primera necesidad para la población campesina, como: ropa, ollas, canastas, artículos para la casería, el trabajo vaquero. etc.

 

Todo este panorama se puede visualizar con datos a mano, con apreciaciones inmediatas, hechos sobre la marcha, pero al detenernos un poco, al entrar en contacto con el objeto y con el sujeto, entonces, nos damos cuenta de que el problema es mucho más grave de lo que aparente.

 

Pero en el presente documento, reiteramos, no tendremos la oportunidad de escudriñar a fondo cuestiones que requerirían un mayor despliegue investigativo y una gestión de mayores dimensiones, tanto en tiempo como en dinero. Pero si haremos un banco general que nos permita subrayar los aspectos más interesantes y accesibles.

 

 

HACIA UN CONCEPTO DE ARTESANIA

 

Antropólogos, folcloristas, economistas y sociólogos han tratado de definir un concepto mas o menos aceptable de lo que debemos entender por artesanía. Nosotros diremos, para fines de claridad, que todos los conceptos son validos si se insertan dentro de la valoración que interesa o conviene a su campo de acción. En esencia, lo que un sociólogo define como artesanía no es distinta de lo que interpreta un antropólogo, un folklorista o un economista.

 

Al hacer las sustracciones respectivas en cada concepto planteado en la variedad de ciencias y materias llegamos a una definición asequible: “Hechos con las manos”. Para los griegos la artesa era el instrumento manual de los panaderos, el pan era un producto manual pero también era un producto ritual. El panadero fue quizá el primer artesano-en el sentido literal del término- es decir, si entendemos el artesano como aquel que trabaja con artesas.

 

La etimología de la palabra nos aclara por lo menos que “las manos” son el instrumento imprescindible de cualquier artesano. Fácil se supone que con el paso del tiempo el trabajo con la artesa se diversificó y los artesanos empezaron a producir manualidades de todo género, objetos utilitarios y decorativos, enseres prácticos que tuvieran una finalidad concreta, artefactos curiosos para vender o trocar, productos sencillos que pudieran ser fabricados con materia prima obtenida en el entorno.

 

La labor artesanal fue en principio una especie de ocio recreativo practicado habitualmente por grupos familiares quienes traspasaban su experiencia de generación en generación a través de la tradición oral de los grupos. La fidelidad y el apego con que se han seguido las prácticas artesanales con respecto al proceso y los materiales originales, fueron convirtiendo las artesanías en productos históricamente significativos y culturales representativos.

 

Que una artesanía contenga toda una información ancestral que no es posible desmembrar de otros documentos manuales, no es  mera casualidad, los productos artesanales están íntimamente conectados con las manifestaciones vitales más remotas de cada sociedad, eso explica la imposibilidad de que las artesanías sean transferibles desde el punto de vista cultural e histórico. Por ello, al hablar de la artesanía, como una actividad verdaderamente vinculada a los procesos evolutivos o involutivos de cada grupo humanos, necesariamente, estamos hablando de su identidad, de su cosmología particular expresada mediante los productos manuales.

 

Es indiscutible que la evolución misma del trabajo artesanal reviste obvias progresiones en todos sus aspectos, aunque los procedimientos y el sentido de la elaboración tiende a perpetuarse a sus modos primarios, no ha sido posible conservar una pureza en lo que concierne a metodología, materia prima, instrumentos básicos, productividad y comercialización.

 

Esto es, hasta cierto punto, lógico. Sólo los procesos de adaptación a los cambios y las preferencias del mundo han permitido quizá, que los gremios artesanales del mundo no desaparezcan. A pesar de todos los reveses particulares que los artesanos de cada país enfrentan, se han podido crear las instancias económicas, políticas y sociales que le permitan al gremio sobrevivir en el centro mismo de consorcios capitalistas altamente poderosos.

 

Quizá la persistencia artesanal se deba fundamentalmente a ese elemento de excentricidad y exotismo en el que se refugia y se nutre el artesano incomprendido y desatendido. En Honduras, por lo menos, no tiene una fortaleza productiva ni comercial tan significativa con términos económicos, por ejemplo, para 1974 la población económicamente activa era de 50,173 artesanos incluyendo aquellos que estaban dedicados a la rama de servicios, para 1988 se registró una población artesanal activa de 210,325 incluyendo operarios. Pero habían aun mas artesanos, quienes trabajan las artesanías de vez en cuando.

 

El 70% de esta población estaba y sigue estando en el área urbana. Luego, la participación de las exportaciones artesanales en la balanza de pagos nunca a excedido el 1%(*)

 

(*) Diagnóstico del sector artesanal de Honduras

Un estudio de Triza Suyapa Espinosa y José Arnulfo Zúniga.

 

En cuanto a la relevancia cultural, una parte de la artesanía solo surte los oparadores de los souvenirs y su móvil de venta es más a nivel de una curiosidad que de un reflejo cultural. En muchos casos el mismo artesano, elabora sus productos como una actividad mecánica que le ayuda a sobrevivir, trabaja los diseños en serie como si se tratara de una industria manual, pero desconoce las connotaciones históricas, sociales y culturales de las materias que emplea y de los diseños que elabora. Otra parte del producto artesanal se hace para satisfacer las necesidades de las clases populares, fajas, comales, escobas, hamacas.

 

En cuando a organización y proyección se refiere, los artesanos no han podido definir los vehículos de comunicación con los públicos a los que desean llegar, no han montado una estructura organizativa que abogue por los espacios políticos y comerciales que le den al sector una fuerza competitiva y una capacidad de auto-gestion. Los intentos del CDI, ONUDI, ERCA, AMANO PROPAITH, y otros, por fortalecer y definir una línea productiva y comercial para los artesanos, han sido insuficientes; en casi todos los casos se ha llegado a la dispersión, la quiebra o la inconclusión.

 

El 3 de diciembre de 1979 se aprobó la personería jurídica de la Asociación Nacional de Artesanos de Honduras (ANAH) cuya finalidad, literalmente dice:

 

“1.- Créase la Asociación Nacional de Artesanos de Honduras, entidad con sentido socioeconómico, que representa al sector artesanal de todo el país bajo el régimen jurídico de una asociación civil, con el objeto de promover el mejoramiento económico, técnico, social y cultural de sus integrantes.

 

2.- La duración de la ANAH es de carácter indefinido, sin vínculos políticos o religiosos, identificándose con las siglas ANAH”. (*).

 

Casi dos décadas después, sin necesidad de hacer una revisión exhaustiva de los alcances concretos que se propuso la Asociación en su carta original, vemos que “el mejoramiento económico, técnico, social y cultural” se ha quedado en el plano de la autopía. En palabras del Gerente General de la ANAH, Señor Henry Ferrufino “La Asociación no cuenta con el respaldo de nadie, al estado no le interesa y los organismos de desarrollo financiero meten al sector en el mismo costal que a los micro-empresarios, lo cual es equivocado ya que la artesanía es un producto que requiere un tratamiento especial. Cuando nos han brindado capacitación lo han hecho sólo por cumplir requisitos de programas hechos en los escritorios que muchas veces no tienen nada que ver con la realidad concreta del artesano, por ejemplo, a aveces nos dan cursos sobre cuestiones de contabilidad o administración de micro-empresas, pero el artesano no se interesa porque él sabe que para poder desarrollar toda la teoría planteada por los técnicos, necesita una fuerte inversión y un buen crédito y hay que tomar en cuenta que el artesano sobrevive de la venta inmediata de lo que produce que no tiene capacidad de ahorro ni de crédito.

 

Pero el panorama no es del todo adverso, a pesar de los contratiempos, los artesanos son los dueños de una tradición productiva que subsiste con dignidad sacándole el máximo provecho a los recursos e incluso reciclando materias que para la industria de gran escala son desecho.

 

El rostro típico de los hondureños se seguirá vendiendo a como de lugar por que la expresión humana echará mano de todo lo que encuentre mientras satisfaga las necesidades vitales del ejecutor y del comprador.

 

(*)  Fotocopia de una auténtica,

documento facilitado por la ANAH:

 

TRES CRITERIOS PARA DEFINIR LA ARTESANIA

 

Los operarios artesanales manejan tres criterios básicos para conceptualizar la artesanía:

 

1.- Según el ámbito en el cual se realiza la producción artesanal, esta puede ser rural y urbana. Cuando es rural se convierte en una actividad complementaria de la producción agrícola. Se hace en épocas en la que la agricultura no demande toda la fuerza laboral de la familia: Según Alessandra Folleti “la producción para el mercado se basa en una actividad constante y organizada que sí permite definir como alfarero la persona que la ejerce y de esta actividad saca el sustento diario o por lo menos lo complementa substancialmente. En Honduras la alfarería de tipo tradicional es una actividad eminentemente femenina. La alfarera realiza su labor en la vivienda donde reside y el corredor o patio al frente de la misma, disputando el espacio al maíz guardado, y las gallinas, patos, chanchitos y chiguines todos correteando con extrema pericia en medio de las ollas por hacer. La actividad alfarera se realiza teniendo como unidad la producción a la familia, siendo la alfarera la que domina la tecnología, mientras los otros miembros (hijos, hijas, maridos, hermanos) cooperan al proceso productivo con su fuerza de trabajo, encargándose de la extracción y transporte d barro y leña, de la venta”.

 

Según el ámbito en que se realizan pueden también ser  urbanas. En este caso “se requiere una mayor inversión de dinero para la adquisición de herramientaas, máquinas y materia prima. Desde el punto de vista productivo son instituciones más complejas”. En Honduras se destaca la talabartería como una artesanía que se realiza principalmente en zonas urbanas.

 

2.- SEGÚN LA INCORPORACIÓN DE TÉCNICAS AVANZADAS.

 

A este respecto encontramos artesanías que se producen mediante técnicas tradicionales y las que producen con técnicas modernas. Las primeras son productos que satisfacen una necesidad biológica y a la vez toman en consideración un aspecto artístico, hacen uso de herramientas, diseños, técnicas de colorido propio y producen su propia materia prima.

 

Citamos como ejemplo la alfarería, la textilería, la adobería, la talladura y la picapedrería. Son modernas cuando reciben influjos técnicos contemporáneos y se adaptan al gusto del consumidor. Emplean técnicas de artesanos urbanos y la mayor parte de la materia prima utilizada la compran en los mercados locales.

 

3.- ARTESANIAS SEGUN LA FUNCION QUE CUMPLEN

 

Según la función las artesanías pueden ser utilitarias o decorativas. La artesanía utilitaria es en principio aquella que se elabora para satisfacer una necesidad inmediata y doméstica, sustituye la loza comercial, los enseres y la achinaría de una familia rural, cuando se popularizan pueden llegar a constituirse en un patrón cultural de trascendencia local y regional -ejemplos de artesanías utilitarias rurales son las siguientes: Comales de barro, guacales, vasijas, cucharas, ollas, tinajas, cintos etc. Generalmente tienen un mercado restringido ya que su función utilitaria no abarca al consumidor extranjero ni al comprador de clase media. Se trata de una productividad eminentemente popular, las capas bajas de la población son las depositarias de una herencia cultural que se transmite de generación en generación convirtiéndose -quizá inconscientemente- en el público objetivo de dicha productividad.

 

En cambio la artesanía decorativa, a la que había que agregarle decorativa comercial, se fomenta mediante otras exigencias y preferencias. La artesanía decorativa implementa patrones estéticos indispensables para facilitar el mercado local e internacional. No estamos hablando de la adulteración de los procesos ni de la tergiversación de su sentido; se trata e la incorporación de elementos inherentes al producto que puedan contribuir a su mejoría.

 

José Sabogal, no alejado de las anteriores consideraciones define la artesanía como sigue: “Medio de producción derivado de una cultura indígena. Productos que reúnen tres cualidades de su propia cultura: Utilidad, belleza, ritualidad. También la pieza artesanal debe ser única y fruto e un trabajo voluntario, lo que le da su sabor de originalidad”. El anterior es un concepto ceñido a esquemas demasiados rígidos, en realidad, la artesanía, en el caso de los países del tercer mundo es ante todo una forma de subsistencia adoptada por una población considerable; en ese sentido es preferible lo que apunta Victoria Novelo, cuando considera la artesanía como “una forma de evolución y a su vez ruptura con lo que fuera parte de la pequeña industria rural doméstica”, diferenciándola en función de lugar y destino de la producción.

 

Según la misma autora “La actividad artesanal puede producirse bajo relaciones capitalistas pero siempre son el predominio del trabajo manual y el ingenio creativo, sobre la ayuda mecánica o el empleo de máquinas. Además se distinguirá de la industria domestica rural (de la cual evolucionó) en la medida que el productor y el consumidor no comparten los mismos patrones culturales”. En Honduras, no toda la artesanía tiene origen indígena. Una parte tiene un origen europeo y otro origen africano. Desde un enfoque economista la artesanía ha sido concebida como una etapa desarrollo y como actividad generadora de divisas..

 

ARTESANÍA SEGÚN LA LEY DE FOMENTO

 

En la Ley de Fomento a la pequeña y la mediana industria se define la artesanía como una “actividad cultural y popular que conservando su autenticidad artística y crepitaba produce bienes de consumo en los que predomina la labor manual sobre el empleo de la máquina”

 

Es una definición que no tiene mayores comunicaciones, a la Ley de Fomento le interesa un concepto practico, le adjudica el carácter de “sector” y le delimita su desenvolvimiento en apego a las leyes de comercio; le adjudican algunas prebendas: exoneración de los derechos de Aduana, excepción total o parcial del impuesto sobre la renta. Pero un concepto artesanal hondureño, desde el punto de vista cultural, no tendrá diferencias substanciales con el de cualquier país. Todos sabemos que la artesanía “es aquel producto manual que elaborado por personas que tengan habilidades artísticas expresa la idiosincrasia de un país, de una comunidad o de un grupo”.

UNA RESEÑA HISTÓRICA DE LA ARTESANÍA HONDUREÑA

 

Lo que todos tenemos claro, es que la práctica artesanal es un asunto prehistórico. todas las sociedades en sus orígenes, nos informan de toda una varieda de objetos elaborados con las manos, curiosos los unos, extraños los otros; hechos para suplir necesidades cotidianas e inmediatas. Honduras es un país de una riqueza cultural diversa y heterogénea; el hondureño de hoy es el resultado de variantes culturales, históricas y raciales que lo convierten en ser de múltiples identidades.

 

La multiplicidad cultural es sintomática en el hecho mismo que al interior del territorio se hablen 7 lenguas distintas incluida el español, en el hecho de que coexistan siete grupos étnicos históricamente diferenciados sin contar los grupos ladinos y los ingleses, en el hecho mismo de que las costumbres y las expresiones humanas son distintas en cada región.

 

Artesanalmente hablando, también podemos hablar de una variedad expresiva que se puede verificar de acuerdo a la zona, al producto, a la materia prima o al grupo humano que la elabora. La encuesta permanente de hogares para propósitos múltiples realizada en abril de 1989, por la Dirección de Estadísticas y Censos, considera las siguientes áreas geográficas como las maduramente importantes en lo que se refiere a la producción artesanal:

 

            Zona Sur Oriental: Valle, Choluteca, El Paraíso.

            Zona Norte; Cortés, Yoro, Atlántida, Colón

            Zona Central: Comayagua, Francisco Morazán, La  Paz, Olancho

            Zona Occidental: Copán, Santa Bárbara, Lempira, Intíbuca, Ocotepeque.

 

A pesar de ser incluido en las zonas arriba mencionadas, si hay producción artesanal en las Islas de la Bahía y en la Mosquitia. La clasificación anterior se torna significativa si la cotejamos con las características de cada región, son la proyección de grupos humanos que presentan distinciones históricas, culturales y lingüísticas. Esto explica porque cada región se corresponde y conecta con una tradición artesanal específica y cada zona manifiesta una especialidad que es lo que bien podría llamarse su Fuerte. No es gratuito ni casual el prestigio de Guerizne, Ojojona y Lepaterique en los trabajos de barro, no es casual la habilidad que manifiestan los artesanos de San Juan Pueblo(Atlántida) para tejer el mimbre, o la especialidad de las mujeres de Yamaranguila para hacer chales, manteles y bufandas de lana; ni la belleza que los artesanos de Ilama pueden expresar en sus productos de mezcal o de palma, ni es un capricho el misterioso ritual que presenciamos en los procesos de la gran alfarería Lenca.

 

Al detenernos un poco en la ritualidad que rodea todos los procesos de trabajo manual, nos damos cuenta que estamos ante un fenómeno cuyas dimensiones van más allá del simple desempeño salarial, aquello es la expresión de una intimidad histórica y popular que nos remite a una sabiduría ancestral, que tiende a perpetuarse en la ritualidad de las manos, los carrizos, el barro y los hilos.

 

La conexión de la artesanía moderna con los procesos primigenios y precolombinos es demostrable e indiscutible, lo que no significa que el impacto de la colonización no haya modificado o intervenido la tradición artesanal del indígena; aunque estamos seguros de que los trabajos artesanales no representan para los españoles un rubro de vital importancia como sí lo fue la minería o la agricultura, no descartamos que los mismos fueron en todo momento trabajos complementarios que en no pocos casos fueron aprovechados y quizá hasta enriquecidos por la variantes y las técnicas del colono.

 

La artesanía autóctona precolombino de la área mesoamericana, era diversa e incluye a obrajes y oficios: cerámica, construcciones, ceremoniales, calendarización sagrada y solar, numerales, jeroglíficos, representaciones de seres felinos, serpientes, creencias en otros mundos, sacrificios humanos, elaboración de aceites, bebidas de maguey o agave para hacer  pulque, amate para hacer papel, el cultivo del cacao, la molienda de maíz y su cocimiento con cal y ceniza, el uso ritual del hule(*).

 

Casi todas las culturas comprendidas en el área mesoamericana que en Honduras incluye los grupos indígenas Mayas y Lencas y a partir de 900 D.C. los Pipiles o Nahuas y Chorotegas, alcanzaron un significativo grado de desarrollo, las técnicas empleadas para trabajar las plumas, lana, piedras, metales como oro, cobre, fueron motivo de admiración para los conquistadores y como no podían superarlos los aprovecharon o los toleraron.

 

En la arquitectura y la escultura los Mayas se hicieron especialistas, los vestigios de sus alcances los podemos ver hoy en los modelos de Copan, Tikal, Palenque, Uxmal y otros, en cuanto a la expresión artesanal, la cerámica maya tenía un lugar privilegiado, sus técnicas, sus cromaciones, su plasticidad son algunos de los atributos que los arqueólogos han podido verificar. Al parecer los Lencas fueron los mejores artistas de la cerámica roja hay evidencia de importación de cerámicas de la zona lenca a la zona maya a partir de 300 D.C. Se ha encontrado piezas de la cerámica lenca al exterior -en El Salvador, Guatemala y México, indicando que formó parte del comercio internacional de Honduras desde tiempos muy antiguos. Fueron también conocedores de la alfarería sin torno, mediante la habilidad manual de los indígenas y el uso que el molde les permitió, junto con el angobe, el decorado con arcilla de diferentes colores y lijado. Producían alfarería idólatra y utilitaría con armonía y diseño funcional.

 

La gran imaginación de los mayas y su gran sentido del diseño los llevó a confeccionar una cerámica muy variada aún prescindiendo de la rueda. Ellos elaboraron un “sistema espiral” que consiste en hacer largos rollos de arcilla que se acumulan en anillos sucesivos, uno sobre otro, tras de lo cual se elaboran y comprimen en una sola masa moldeada con las manos: después se nota esta técnica en la cerámica de los Nahuas, de la Costa Norte.

 

(*) Toscano, Salvador.

 

Las piezas se alisaban utilizando semillas duras y lustrosas, ó un trozo de cacharro o una piedra lisa, si la vasija era grande el alfarero caminaba alrededor de la misma sustituyendo así, la técnica del torno.

 

Cuando lleguemos al momento de los procesos contemporáneos veremos como las técnicas ancestrales han persistido a pesar de los embates del tiempo y la historia. Quizá la actividad artesanal fue privilegiada en comparación con las lesiones que sí fueron provocadas en otros aspectos de la vida autóctona producidos con el impacto de la conquista. Hasta hoy los artesanos lencas y mayas producen alfarería para su propio uso.

 

“Durante la primera mitad del siglo XVI -nos dice Linda Newson- los cambios en la cultura indígena se dieron como resultado directo de la reducción demográfica. Estos cambios fueron altamente destructivos, aunque se dieron variantes en el grado de aculturación y de población, según la distribución de las actividades españolas la naturaleza de las mismas culturas indígenas. Mientras que las actividades españolas se concentraron en las regiones central y occidental del país, los grupos indígenas del oriente fueron más vulnerables a los cambios precipitados por la conquista y la colonización”. (Pág.169. El Precio Cultural y Demográfico de la Conquista).

 

La misma autora nos plantea dos regímenes de vida muy distintos vertebrados a través de Mesoamericanos y tribus de Bosques Humedos, así percibimos que los aspectos de la conquista comportan procesos diferenciados que provocan una versatilidad cultural, obvios en las manifestaciones actuales y tangibles  en la expresión artesanal. Entre las tribus de la zona nor oriental, como los Tolupanes, los Pech, los Miskitos y los Tawahkas, ellos antes hacían cerámica de todo de uso muy utilitario como ollas de cocinar, cántaros para jalar y almacenar agua, todavía en los Pech y los Tawahkas hay una que otra alfarería.

 

La producción artesanal precolombina en la zona Mesoamericana se concentraba en productos de utilidad para diferentes clases sociales como: tazones, trastos para cocinar, platos decorados, jarras para chocolate, copas grandes para bebidas, braseras para guardar el fuego de un día al otro, o incensarios (para quemar copal), platos para urnas de incineración, jarras para almacenar agua, una amplia gama de alfarería de elite y/o de uso ceremonial como platos y ollas para ofrendas a los dioses y figurillas de  sus Dioses (ídolos) y de los caciques o reyes de diferentes materiales como piedra verde, otras piedras, oro,  barro, etc. El vestuario también reflejaba diferencias sociales con algodones tejidos y teñidos elegantes con mucha bisutería de diversos materiales, penachos o mantas de plumas, maquillaje de achiote y liquidambar para los del elite, y vestuario más sencillo para la gente común.

 

 Los mesoamericanos poseían una amplia gama de armas de guerra también incluyendo arcos y flechas con puntas de obsidiana, lanzas con puntas de obsidiana, mazas (piedras redondas o en forma de estrella pesadas al final de un mango o cabo de madera para golpear las personas, macanas (una espada de madera como de caoba con un filo de dientes filudos de obsidiana arriba y otra fila abajo), hachas de piedra y de cobre, y cuchillos filudos de obsidiana.  Según la tradición oral, también conocieron venenos, por ejemplo para envenenar las flechas o la fuente del agua potable de sus enemigos. El ocote también fue utilizado como un arma, para meter fuego a las casas de las personas que ellos atacaron. Por ejemplo, un sitio en Copan Ruinas atacado en la época posclásica (900 a 1500 DC) tenía 100 puntos de flechas y lanzas, y también metieron fuego a los edificios. La práctica de meter fuego a las casas de los enemigos cuando los atacaron continuó en Honduras hasta el siglo 20. Los mesoamericanos utilizaron otras técnicas también para sembrar terror en sus enemigos incluyendo el uso de silbatos de barro durante el ataque y la amenaza de sacrificar sus enemigos a sus Dioses en ceremonias públicas con muchos bailes y música y multitudes de gente.

 

ILUSTRACION:

 

La cerámica mesoamericana más hermosa es la que se hacía en memoria de los muertos; quizá la travesía hacia el “más allá” implicaba la redención del camino mediante ofrendas especiales. El modelo de la arcilla era un arte ritual, las figurillas muestran al hombre como se veía así mismo. Al parecer son la expresión del hombre común y el mundo que lo rodeaba. Van Hagen coincide con Folleti en una observación ancestral que aún hoy prevalece: “La alfarería -dice Hagen- era actividad femenina, lo que significa que casi todos los hermosos diseños en la cerámica fueron proyectados y visualizados por mujeres”. “En Honduras” apunta Alessandra Folleti- la alfarería de tipo tradicional es una actividad eminentemente femenina, la alfarería realiza su labor en la vivienda donde reside...”.Pero los hombres pueden incorporarse, por ejemplo trayendo laconcha de pino para quemar el barro y pintando o decorando la alfarería. Los diseños muchas veces tenían alto significado por ejemplo en Colon y en Culmi las ollas tienen un díseños que parece representar olas y espuma, y este tipo de olla se encuentra en las quebradas en ofrenda a la Sirena probablemente para agradecerle para darles los peces.

 

Para los Mayas era más importante la decoración que la durabilidad de la cerámica de lujo. El alto grado de su estética es perceptible en las superficies suaves y parejas, tan lustrosas como espejos (los espejos del conquistador no provocaron el mismo estupor en todas las tribus), alcanzaron una escala de tonalidades anaranjadas y rojos resplandecientes que conservan su brillantez y su claridad aún después de cocidos. A parte el gran mérito de la cerámica maya es también su riqueza y variedad. La calidad de la cerámica Lenca era igual o mayor en cuanto a claridad de diseño a la cerámica maya y en Copan los Mayas tenían todo un barrio de artesanos Lencas. En las piezas de policromo de Ulua, que incluyen los colores negros, blancos, naranjado y rojo, todavía se puede distinguir los peinados, el atuendo, con que material hicieron sus atuendos, los instrumentos musicales, en estas vasijas por la claridad y detalle de sus pinturas. Se extendieron de Copan a El Paraiso en Honduras y hasta se ha encontrado en el exterior como en sitios arqueológicos de Oaxaca Mexico.

 

El gran desarrollo de forma y estilo fue producto de técnicas decorativas muy avanzadas, (*) que la alfarería sea el referente casi único para la observación y la apreciación de la artesanía precolombina. Pero había muchas clases de artesanía de plantas y de animales en la época precolombina, que no han perdurado hasta hoy, pero podemos mirarlos en las expresiones artísticas de sus descendientes indígenas y ladinos hoy en Honduras.

 

(*) que la alfarería sea el referente casi único para la observación y la apreciación de l artesanía.

 

(*) El costo de la conquista

      Linda Newson.

 

Primaria es comprensible si se tiene en cuenta que los productos elaborados de otras materias como: carrizo, mezcal, henequén, tule no resisten el paso de los siglos; lo que no significa que en estos ramos los Mayas, los Lencas, los Nahuas y los Chorotegas no hayan alcanzado desarrollos destacados utilizando estas materias primas.  Por ejemplo en uno de los edificios la casa de los gobernantes en Copan Ruinas de la época clásica (300-900 DC) se puede ver tallado en piedra ejemplos de tejidos de petates de tule. En vasijas Lencas en el museo de Comayagua, se puede ver también tejidos de tule pintados. El símbolo o glifo de los Mayas de Copan para la ciudad de Teotihuacan en México, era un poco de tule, y este lugar logró ser conocido como Tulan (lugar de Tule) entre los Mesoamericanos. La tierra y el metal, por su misma constitución pueden permanecer impermeables a la humedad y la intemperie.

 

La piedra tallada representó todo un rubro y estaba íntimamente ligada a casi todas las actividades vitales de las etnias; al parecer las herramientas de trabajo y las armas de cacería recibieron un tratamiento especial, crearon una variedad de puntas y lanzas e hicieron uso de los residuos de sus presas para confeccionar bisutería y joyería a base de huesos, colmillos y cueros, entre otros materiales como semillas, caracoles, piedras, barro cocido, dientes de tiburones, etc.. Es debido al uso extensivo de la materia prima de origen vegetal como  guacales, corteza de árboles, hojas, y madera que no nos queda mucho de la artesanía y particularmente la arquitectura pre colombina de las zonas nororiental de los indígenas originarios de los bosques tropicales húmedos como los Pech, los Tawahkas, los ancestros de los Miskitos, los Tolupanes, etc.. Son más fáciles a encontrar los sitios arqueológicos grandes y con senderos y casas de piedra al estilo Mesoamericano que un sitio arqueológico de una champa en el bosque  al estilo Pech después de mil años. El desarrollo cerca a las playas hondureñas ha destruidas muchas de los sitios arqueológicos con grandes montículos de conchas de mar y de huesos de animales de casería que indicaban los sitios arqueológicos de los tribus de los cazadores y los pescadores de antes.

 

“Las armas utilizadas principalmente -escribe Linda Newson en la pag. 102 de su libro “El Costo de la Conquista” eran flechas, dardos y lanzas. En 1579, un ciudadano de Trujillo describió de la siguiente manera el equipo de caza de los Jicaques: tienen muchas flechas hechas de dientes de tiburones y otros pescados y muchas otras flechas pequeñas llevaban un nudo de madera o cera a manera de punta, y eran utilizados para atontar la pieza, particularmente aves. La cerbatana, que no era conocida en el occidente, se usaban con flechas o con proyectiles de barro, también hay evidencias de que se utilizaban flechas envenenadas”. Es inobjetable entonces que la mayoría de los procesos y los procedimientos actuales fueron conocidos, practicados y perfeccionados por los grupos autóctonos. El hebrado de las fibras naturales, la incisión, el grabado, el pinchado, el modelado, el vaciado, la aplicación de engobe o pintura, el vidriado, el colado, la pintura y el decorado de la alfarería, el tallado de madera, de piedra, y de caracoles; son todas, ciencias y artes cuyos orígenes ya se registraban en la vida precolombina.

 

 

 

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